Escritor reprimido...

Cuando eres niño y lees alguna novela que te haga sentir la emoción que una película jamas podrá, es cuando te nace la intención de ser escritor o de al menos escribir alguna de aquellas aventuras que imaginamos. Esto me sucedió a mi a través de mi vida y el día de hoy, hurgando entre mis documentos viejos, encuentro esta pieza, esta joya de la primer página del primer libro que nunca escribí. Después de leerlo, creo que no tiene tan mala pinta, tal vez no sea mala idea el continuarlo aunque como muchas cosas, existe la esencia pero un nombre no... aún. Disfrútenlo.

I
CORRE POR TU VIDA!

Estaba atardeciendo ya. Los tonos rojos y naranjas que se forman en las nubes se van disipando poco a poco, cambiando a tonos azules y a su vez, apagando lentamente el cielo. Corriendo despreocupada, baja el agua formando una corriente ruidosa, pero tranquila. A su vez, el agua no es tan clara como en un riachuelo pero aún así existe una belleza inexplicable en el solo correr de ella. Los insectos se encuentran en la hora justa del revoloteo de sus pequeñas alas. Las mariquitas y luciérnagas logran hacer un hermoso espectáculo, tan simple, y tan maravilloso a la vez que solamente los piquetes de los mosquitos podrían irrumpir en esa encantadora escena. Ahora al fin, el sol da su último suspiro para brindar un rayo de luz como todos los días y después de poco tiempo, la noche cae justo ante mis ojos.
Mis pies están hinchados, mis piernas flaquean ante cada movimiento y parece ya que una le pide permiso a la otra para seguir avanzando. El viento golpea mi cara dando una pequeña pero agradable sensación de frescura, dando un ligero alivio a mi cuerpo, que me parece que estuviera a más de cincuenta centígrados. Mi corazón está al borde de un colapso. Bombea la sangre necesaria a la mayor velocidad que le permiten sus reflejos. Golpea muy fuerte. Una y otra vez, sonando cada golpe como un tambor cerca de mis oídos. Pero casi no puedo oírlo, porque mi aliento causa un ruido cada vez más desesperante y seco; como el de un perro que ha corrido durante mucho tiempo sin una gota de agua, de hecho, eso era exactamente lo que a mi me ocurría. Estaba corriendo.
De repente un fuerte dolor se apodera de mi, bueno, de mi costado, y eso es lo único que logra detenerme. Casi paro en seco, pero el miedo me pide que siga avanzando y solo camino. Tratando de recuperarme comienzo a escuchar de nuevo a los pequeños insectos, al río, a mis pisadas abriendo paso entre la hierba y a la hermosa quietud de la noche, también.
Recobrado el aliento y desaparecido el dolor, me inclino a la orilla del río a tomar un poco de agua. Bebo un sorbo, y tiene un sabor un poco metálico pero aún así es lo suficientemente fresca como para beber muchos sorbos más. Me enjuago la cara, para después sentarme al pie de un árbol, a unos veinte metros del río, por el cual sigue la corriente impetuosa, creando un sonido tal que hasta al más excitado tranquilizaría. Al fin, me encuentro sentado por primera vez en el día, y me parece que es el momento justo de descansar, pues mañana seguiré mi camino. Cierro mis párpados cansados y comienzo a desear que mañana recuerde todo lo que ahora no puedo y que las cosas tengan sentido, para ya no tener más miedo.Me adormezco un poco y de repente escucho un ruido:
-- ¿Quién anda ahí? – dije con un tono grave incorporándome rápidamente para no ser sorprendido por nadie.
Espero unos momentos más y parece que no hay nadie. – Esto es muy arriesgado. – me digo a mi mismo, como recordando de nuevo porqué estaba corriendo. – Buscaré algún otro lugar donde dormir, que sea más seguro. – digo en voz alta, para no sentirme tan solo.

Nos vemos la próxima! Saludos!

Editado: Éste es el primer capítulo de una novela aún sin nombre. el segundo capítulo se puede encontrar aqui:  Presentimiento